Juan Vicente Benítez Esbrí y Silvia Miralles impusieron ayer su ritmo en la quinta edición de la Marxa per Muntanya Villa de Azuébar, en la que tomaron parte 230 corredores, una cifra importante dado que al celebrarse el fin de semana anterior a la Marató i Mitja Castelló-Penyagolosa muchos atletas prefieren reservar sus fuerzas para la emblemática cita.
Benítez Esbrí demostró encontrarse en un óptimo estado de forma, puesto que completó el recorrido de 19 kilómetros en 1:26.25, logrando sacarle tres minutos de ventaja al segundo clasificado, Ángel González Martínez, del Mur i Castell-Tuga. El podio masculino lo completó el atleta Miguel Mateos Mateos, del Javier Revert-Masajes, que cruzó la línea de meta apenas siete segundos después que el corredor del Mur i Castell-Tuga.
El equipo valldeuxense sí logró hacerse con el primer puesto en la categoría femenina, donde su corredora Silvia Miralles logró finalizar el itinerario previsto con un crono de 1:50.17. Su dominio fue incontestable, ya que la segunda mujer mejor clasificada fue Raquel Martínez Rodríguez, que entró en meta con un tiempo de 2:07.41, mientras que el tercer puesto recayó en Mónica Fernández González, del equipo Runnersworld, que concluyó la prueba un minuto después que su predecesora.
ABANDONOS // El espléndido sol que lució en la mañana del domingo hizo que los corredores pudieran disfrutar de los extraordinarios paisajes por los que discurre la Marxa per Muntanya Villa de Azuébar, en plena Serra d’Espadà, aunque el fuerte calor también provocó algunos abandonos, de modo que finalmente completaron la prueba 212 de los 230 participantes.
La carrera, organizada por el Ayuntamiento de Azuébar en colaboración con el club Mur i Castell-Tuga, tomó la salida como viene siendo habitual en la Plaza de la Iglesia, desde donde los corredores afrontaron un trazado circular que tuvo de nuevo como principal interés el ascenso y descenso al pico de la Mosquera, situado a 967 metros de altitud, lo que supone un desnivel acumulado de 964 metros subiendo y otros 856 bajando.
Este fue el principal reto que tuvieron que superar los participantes, en un recorrido que discurre al 50 por ciento entre pistas y sendas con el fin de dotarlo de una dificultad media que lo hace idóneo para todo tipo de corredores, tanto los ya curtidos en carreras de montaña como aquellos que se están iniciando en la especialidad. Un trazado más rápido que técnico, que ayer volvió a hacer disfrutar a los aficionados a las carreras populares de la provincia de Castellón. H
Benítez Esbrí demostró encontrarse en un óptimo estado de forma, puesto que completó el recorrido de 19 kilómetros en 1:26.25, logrando sacarle tres minutos de ventaja al segundo clasificado, Ángel González Martínez, del Mur i Castell-Tuga. El podio masculino lo completó el atleta Miguel Mateos Mateos, del Javier Revert-Masajes, que cruzó la línea de meta apenas siete segundos después que el corredor del Mur i Castell-Tuga.
El equipo valldeuxense sí logró hacerse con el primer puesto en la categoría femenina, donde su corredora Silvia Miralles logró finalizar el itinerario previsto con un crono de 1:50.17. Su dominio fue incontestable, ya que la segunda mujer mejor clasificada fue Raquel Martínez Rodríguez, que entró en meta con un tiempo de 2:07.41, mientras que el tercer puesto recayó en Mónica Fernández González, del equipo Runnersworld, que concluyó la prueba un minuto después que su predecesora.
ABANDONOS // El espléndido sol que lució en la mañana del domingo hizo que los corredores pudieran disfrutar de los extraordinarios paisajes por los que discurre la Marxa per Muntanya Villa de Azuébar, en plena Serra d’Espadà, aunque el fuerte calor también provocó algunos abandonos, de modo que finalmente completaron la prueba 212 de los 230 participantes.
La carrera, organizada por el Ayuntamiento de Azuébar en colaboración con el club Mur i Castell-Tuga, tomó la salida como viene siendo habitual en la Plaza de la Iglesia, desde donde los corredores afrontaron un trazado circular que tuvo de nuevo como principal interés el ascenso y descenso al pico de la Mosquera, situado a 967 metros de altitud, lo que supone un desnivel acumulado de 964 metros subiendo y otros 856 bajando.
Este fue el principal reto que tuvieron que superar los participantes, en un recorrido que discurre al 50 por ciento entre pistas y sendas con el fin de dotarlo de una dificultad media que lo hace idóneo para todo tipo de corredores, tanto los ya curtidos en carreras de montaña como aquellos que se están iniciando en la especialidad. Un trazado más rápido que técnico, que ayer volvió a hacer disfrutar a los aficionados a las carreras populares de la provincia de Castellón. H
Fuente: El Periódico Mediterráneo